Buscando la forma más efectiva de enfriar una cerveza, este cocinero descubrió que ésta se congela más rápidamente si se la sumerge por 20 minutos en un recipiente con agua y hielo, que si se la mantiene el mismo tiempo en un congelador a una temperatura de 20 grados bajo cero, donde, dicho sea de paso, corre el riesgo de explotar. La razón: el agua absorbe el calor de la botella mejor que el aire.
Si desea que una palta partida no se negree, no tiene que tener necesariamente la pepa sobre ella, ya que cualquier plástico bien adherido a la fruta cumple ese objetivo. Para evitar que la palta adquiera ese color grisáceo y desagradable el “truco” es, simplemente impedir que entre en contacto con el aire.
Retomando el tema de la “conductividad” y la física, explica que la razón por la que podemos meter la mano sin quemarnos en un horno calentado a 250 grados centígrados y no así en una olla donde el agua hierve a sólo 100 grados centígrados, es porque el agua es mucho mejor conductor de calor que el aire.
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