viernes, 1 de noviembre de 2013

Acuarela Limeña






Francisco Pizarro llegó a Lima, el 6 de Enero de 1535. Halló un valle acogedor y productivo (tenía dos cosechas al año), un río de aguas cristalinas, mucha fruta y un mar tranquilo donde zarpar y llegar. María Rostworowski sostiene que dos grandes señoríos administraban estas tierras. Al norte, regados por el río Chillón, estaban los COLLIS (desde Comas hasta Santa Rosa de Quives) y en los alrededores del río Rimac y el Callao, hasta Lurín, se encontraban los ICHMAS, cuyo centro religioso Pachacámac fue el  más importante de la costa durante el siglo XVI. 

Lima ciudad netamente española, fundada por don Francisco Pizarro en Enero de 1535, es la ciudad de más arraigada estirpe hispánica en América Latina y los fastos de la era republicana no han sido suficientes para arrancarle su más preciado galardón de “tres veces coronada”. 


Para formar su acervo tradicional Lima cuenta con la raíz española que le aporta gracia, salero y señorío a la que suma su vena festiva y su imaginación fecunda el mestizaje, particularmente, el mulato.
Cuando se habla del Cuzco, automáticamente, por asociación de ideas se nos hace presente el incario; cuando de Lima se trata, parece obligado agregarle “virreinal”, no solo por su antigüedad, que hay otros asientos más antiguos en el Caribe y América Central del poderío español, sino por el brillo que alcanzó esta verdadera Corte que fue el Virreinato de Lima, “cabeza destos reynos” y que equiparó en lujo y brillantez a la propia sede de la monarquía de los reyes católicos.

De la fundación de Lima nos dice los historiadores lo siguiente:
“La fundación de Lima tuvo lugar el 18 de Enero de 1535 por el conquistador Francisco Pizarro, en sencilla ceremonia y ante el atrio de la que  habría de ser  la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, presentes, sus compañeros de conquista y pobladores indígenas del lugar presididos por el Señor de la Comarca del Valle de Límac o Rímac, donde se estableció la nueva ciudad, capital de los extensos y ricos reinos de Nueva Castilla en el Perú. Recibió la denominación de Ciudad de los Reyes.
Se hizo la traza de la ciudad (con un área total de 214, 70 hectáreas) constituyendo su primer plano, obra de don Diego de Agüero según unos y de don Nicolás de Rivera, el Viejo según otros; de acuerdo a ella quedó formada la ciudad por 117 manzanas o cuadras cada una de las cuales se dividía en cuatro lotes o solares (464 en total).



 

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